Muchas de las fotos de este blog son de Ramiro Sisco con la comunidad Pilagá, en Las Lomitas, provincia de Formosa, Argentina.

domingo, 17 de abril de 2011

FESTIVAL PAKA PAKA PARA TODOS






El sábado 16 de abril, una multitud de más de 15 personas (compuesta por familias, escuelas, comedores y ONGs) se congregó frente al escenario montado delante del edificio del Ministerio de Educación, se realizó desde primera hora de la tarde el festival Paka Paka, donde se adelantó la programación del canal infantil mediante videos de promoción en pantallas gigantes y se exigió que esté disponible en todos los cableoperadores del país.

El Grupo Clarín, titular de Cablevisión que maneja el 70 % de los cables del país, no acata la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual , conocida como Ley de Medios (Ley 26.522). Así, inexplicablemente, no ha modificado la grilla de canales, a pesar de que hay lugar para cientos de señales, y deja afuera no sólo a Paka Paka, sino al canal de películas nacionales INCAA TV, el canal de noticias argentino CN23, y el canal de noticias sudamericano Telesur, entre otros.

Tras compartirse clips de adhesión al Paka Paka para todos los artistas y protagonistas de la política, el show comenzó con un homenaje a María Elena Walsh y siguieron recitales de Leo García, Mariana Cincunegui, La Bomba de Tiempo y Karamelo Santo.

El ministro de Educación, Alberto Sileoni, visiblemente emocionado, explicó que "Paka Paka sigue una línea que hemos inaugurado hace varios años, como lo viene haciendo Tristán Bauer que, con el canal Encuentro, rompe algunos estereotipos".

"Es posible enlazar belleza con conocimientos científicos, ciencia con entretenimiento. No es cierto que el pueblo, y los sectores populares mucho menos, quieran consumir baja calidad".

"Lo que puede aportar Paka Paka para una franja de chicos de 0 a 11 años, es un canal que tiene 70 % de producción nacional, que cuando lo vean van a darse cuenta que los chicos que están en la pantalla son parecidos a ellos, que el paisaje que ven atrás va a ser un paisaje conocido, la puna, los hielos argentinos, la planicie, que no es un canal que habla un castellano neutro, sino que habla un idioma muy parecido al que hablan los pibes. Ver
Paka Paka le aporta a la sociedad más dignidad y el cumplimiento de la ley, esta no es una opinión de unos, la ley hay que cumplirla".





sábado, 16 de abril de 2011

LA PLANTA DE BARTOLO





El buen Bartolo sembró un día un hermoso cuaderno en un macetón. Lo regó, lo puso al calor del sol, y cuando menos lo esperaba, ¡trácate!, brotó una planta tiernita con hojas de todos colores.

Pronto la plantita comenzó a dar cuadernos. Eran cuadernos hermosísimos, como esos que gustan a los chicos. De tapas duras con muchas hojas muy blancas que invitaban a hacer sumas y restas y dibujitos.

Bartolo palmoteó siete veces de contento y dijo:

—Ahora, ¡todos los chicos tendrán cuadernos!

¡Pobrecitos los chicos del pueblo! Estaban tan caros los cuadernos que las mamás, en lugar de alegrarse porque escribían mucho y los iban terminando, se enojaban y les decían:

—¡Ya terminaste otro cuaderno! ¡Con lo que valen!

Y los pobres chicos no sabían qué hacer.

Bartolo salió a la calle y haciendo bocina con sus enormes manos de tierra gritó:

—¡Chicos!, ¡tengo cuadernos, cuadernos lindos para todos! ¡El que quiera cuadernos nuevos que venga a ver mi planta de cuadernos!

Una bandada de parloteos y murmullos llenó inmediatamente la casita del buen Bartolo y todos los chicos salieron brincando con un cuaderno nuevo debajo del brazo.

Y así pasó que cada vez que acababan uno, Bartolo les daba otro y ellos escribían y aprendían con muchísimo gusto.

Pero, una piedra muy dura vino a caer en medio de la felicidad de Bartolo y los chicos. El Vendedor de Cuadernos se enojó como no sé qué.

Un día, fumando su largo cigarro, fue caminando pesadamente hasta la casa de Bartolo. Golpeó la puerta con sus manos llenas de anillos de oro: ¡Toco toc! ¡Toco toc!

—Bartolo —le dijo con falsa sonrisa atabacada—, vengo a comprarte tu planta de hacer cuadernos. Te daré por ella un tren lleno de chocolate y un millón de pelotitas de colores.

—No —dijo Bartolo mientras comía un rico pedacito de pan.

—¿No? Te daré entonces una bicicleta de oro y doscientos arbolitos de navidad.

—No.

—Un circo con seis payasos, una plaza llena de hamacas y toboganes.

—No.

—Una ciudad llena de caramelos con la luna de naranja.

—No.

—¿Qué querés entonces por tu planta de cuadernos?

—Nada. No la vendo.

—¿Por qué sos así conmigo?

—Porque los cuadernos no son para vender sino para que los chicos trabajen tranquilos.

—Te nombraré Gran Vendedor de Lápices y serás tan rico como yo.

—No.

—Pues entonces —rugió con su gran boca negra de horno—, ¡te quitaré la planta de cuadernos! —y se fue echando humo como la locomotora.

Al rato volvió con los soldaditos azules de la policía.

—¡Sáquenle la planta de cuadernos! —ordenó.

Los soldaditos azules iban a obedecerle cuando llegaron todos los chicos silbando y gritando, y también llegaron los pajaritos y los conejitos.

Todos rodearon con grandes risas al vendedor de cuadernos y cantaron "arroz con leche", mientras los pajaritos y los conejitos le desprendían los tiradores y le sacaban los pantalones.

Tanto y tanto se rieron los chicos al ver al Vendedor con sus calzoncillos colorados, gritando como un loco, que tuvieron que sentarse a descansar.

—¡Buen negocio en otra parte! —gritó Bartolo secándose los ojos, mientras el Vendedor, tan colorado como sus calzoncillos, se iba a la carrera hacia el lugar solitario donde los vientos van a dormir cuando no trabajan.



Cuento extraído del libro La torre de cubos
(Ediciones Colihue, 1985, colección Libros del Malabarista).


Ilustración original de Victor Viano para la primera edición de La torre de cubos


FESTIVAL PAKA PAKA




Hoy, sábado 16 de abril, a las 14 hs. se realizará un festival frente al Ministerio de Educación de la Nación. ¡Vení a cantar y divertirte con Luis Pescetti, La Galera Encantada, Mariana Cincunegui, Los Macocos, Los Cazurros, Leo García, La Bomba de Tiempo y Karamelo Santo!


Desde el 17 de septiembre de 2010 existe Pakapaka, el primer canal del Ministerio de Educación de la Nación pensado para todos los chicos y chicas de la Argentina. Sin embargo, no todos en nuestro país pueden verlo.

¿Por qué ver Pakapaka es tu derecho?

Porque la Argentina ratificó la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño y la incorporó a la Constitución Nacional en la reforma de 1994, y esa convención reconoce los derechos que tenés vos, como todos los chicos y chicas, a acceder a contenidos de calidad que estimulen tu desarrollo y tu bienestar.

La convención les da importancia a los medios de comunicación porque pueden difundir contenidos que nos ayuden a ser más comprensivos, a valorar la paz, la igualdad entre sexos y la amistad entre los pueblos, y porque son una herramienta para promover y proteger nuestros derechos.

Asimismo, en 2009 se sancionó la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que, entre otros objetivos, promueve y garantiza el derecho que todos tenemos a investigar, buscar, recibir y difundir información. Por eso vos, tus hermanos, tus vecinos, tus compañeros y tus amigos, tienen derecho a ver y a disfrutar de Pakapaka.

Sin embargo, hoy muchos chicos y chicas no pueden verlo. Si tu compañía de cable no lo tiene, podés exigírselo. Es tu derecho.

¡Sumá tu voz a esta campaña para que Pakapaka llegue a todas las casas y escuelas argentinas!






lunes, 11 de abril de 2011

MINI MACOCOS




Los Macocos hace muchos años que nos hacen bien sin mirar a quién.

Leemos...

Angelito de la guarda, dulce compañía, cuando sea grande quiero ser como los Macocos, pero como los tres juntos, que es como más me gustaría, de ser posible.

Yo, enunporejemplo, voy a un espectáculo de ellos: me río… y me siento querido, sin ir más lejos, porque son de los que aman aquello de lo que se ríen. Nunca me pasó de sentirme más tarado, tipo cámara oculta o esas cosas, por ejemplo; sino más humano, eso sí. Más ellos actuaban escenas en las que yo me parecía y más me parecía que me parecía a quien ellos mostraban y era un espejo que, a la vez me decía: que bueno, que no importa tanto, que a ver si puedo mejorar más o menos lo más que pueda, y con lo demás: circo, nariz roja y a la pista.

¿Seremos mejores padres leyendo este manual? Todo lo mejor que se puede cuando nos enteramos de que no estamos solos metiendo la pata, haciendo el ridículo, o con ese gran hallazgo de entrecasa. Formamos parte de un batallón de amímepasólomismo que nos hará sentir menos agobiados, menos únicos, más aliviados, negociemos mi amor, soy el papá que te tocó, y me muero de amor y de susto, pero ahí vamos. Ahí vamos. Y eso ya es ganancia, mis queridos, cómo que no... dice Luís Pescetti.







miércoles, 6 de abril de 2011

CONSUMISMO O PAKA PAKA






Los discursos consumistas de los medios masivos de comunicación inciden en la imagen de la realidad social. Los mensajes, a largo plazo, van construyendo el soporte de los futuros deseos y fantasías.

El estudio de la relación entre los productos de entretenimiento para chicos y el consumo no es nuevo. En el libro Para leer al Pato Donald, de Ariel Dorfman y Armand Mattelart (1972), se analizaban los discursos que circulaban en las historietas de las revistas de Disney; y se señalaba que en el mundo de Walt “cada palabra es publicidad de una cosa o un personaje, se vive la compulsión del consumo intenso”.

En el mismo sentido, los autores sostenían que “no podemos entender cómo esta obsesión por la compra puede hacerle bien a un niño, a quien subrepticiamente se le inyecta el decreto de consumir y seguir consumiendo sin que los artefactos hagan falta. Este es el único código ético de Disney: comprar para que el sistema se mantenga, botar los objetos y comprar el mismo objeto, levemente diferenciado, mañana”.

Esta situación se graficaba en las viejas revistas del Pato Donald, donde el lugar común de las historias era la acumulación de dinero, la idealización del terrateniente o del banquero, llegando hasta la fantasía de comprar una isla.

En la actualidad, los programas de entretenimiento para chicos no tienen la cultura consumista explícita que denunciaban Dorfman y Mattelart, pero sí contienen una saturación de publicidad que los atraviesan.

Mientras los chicos miran un tierno dibujito, asocian la felicidad al consumo de objetos. Ven niños contentos y felices a partir de que tienen un Playmobil, una Barbie, una computadora, un juego para hacerse trenzas o una película.

Como señalan Santiago González Bienes y Gustavo Gaccetta, licenciados en psicología y especializados en infancia, los “niños se van haciendo cada vez más ‘dependientes’ de los objetos. La falta de éstos se vuelve terrible, insoportable e intolerable. Pero detrás de estas demandas concretas, lo que el niño pide es amor, y lo que el paradigma actual le ofrece son cosas”.

Este paradigma de estímulos permanentes para la obtención de objetos se puede ejemplificar en la programación de Play House Disney, en la cual en una hora un chico llega a recibir el estimulo de comprar 16 productos mediante publicidades y recibe 21 promociones de los programas de la señal. Es decir que si un niño ve dos horas diarias de dibujitos en este canal puede llegar a recibir en un mes más de 960 estímulos de compra de productos y de 1260 promociones de programas.

Esta problemática se complejiza en los niños de entre 2 y 7 años, a los cuales van dirigidos muchos de los productos de Disney, ya que son más permeables a las influencias televisivas, encontrándose en el estadio preoperacional, donde aprenden cómo interactuar con su ambiente mientras desarrollan aspectos esenciales de su personalidad.

Cabe aclarar que esta situación no se da sólo en las producciones de Disney, sino que es una constante en la mayoría de la oferta televisiva de los niños, lo cual complejiza aún más el panorama, ya que hace prácticamente de la publicidad un lugar común.

En ese contexto de hiperestimulación consumista y como si fuera un contrapunto, el Ministerio de Educación de la Nación desarrolló el primer canal educativo y público para todos los chicos y chicas de Argentina y de América latina: la señal Paka Paka, el poder de la imaginación. La propuesta, que tiene fines pedagógicos y no comerciales, consiste en una nueva señal infantil con contenidos orientados a educar y a entretener, abierto a la cultura de todos los sectores de nuestro país y a distintas expresiones del globo.

  • En ese sentido, Paka Paka contempla producciones de alta calidad que respetan los derechos humanos, estimulan la creatividad e imaginación, promueven la diversidad, la inclusión y fundamentalmente no contienen publicidades; por lo cual no promueven la asociación de la felicidad con la posesión de objetos.

Esta señal es de todos, la financiamos entre todos. Sin embargo, no es accesible plenamente, ya que algunas empresas, como Cablevisión y DirecTV, no permiten que se incorpore en su grilla, admitiendo sólo el acceso a las señales que persiguen fines comerciales.

A partir de lo analizado: como ciudadanos, como padres y como profesionales de la comunicación debemos exigir que se garantice el derecho de nuestros hijos e hijas de acceder a esta señal infantil educativa y pública, ya que en esos consumos audiovisuales también se está construyendo nuestro futuro y las formas que tendremos de ver el mundo.



Roberto Samar
Licenciado en Comunicación Social.
Docente UNLZ.


martes, 5 de abril de 2011

CLARÍN BLOQUEA A PAKA PAKA






Lamentablemente, Cablevisión, del Grupo Clarín, se niega a tener en su grilla a INCAA TV, como tampoco programa a Paka Paka (para chicos), CN23 y Telesur (noticias), desobedeciendo la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, y atentando una vez más contra la convivencia democrática.

Si podés, cambiate a otra empresa, Telecentro, por ejemplo, que te brinda los mismos canales que Cablevisión + INCAA TV + Paka Paka + CN23 + Telesur

No seamoss rehenes del multimedios Clarín.










domingo, 3 de abril de 2011

LA TELE Y LOS CHICOS




A
pesar de la diversidad de pantallas que hoy seducen a chicas, chicos y adolescentes, la tele sigue siendo el medio más popular entre el público menudo, destaca Roxana Morduchowicz, directora del Programa Escuela y Medios del Ministerio de Educación de la Nación.

Ella interpela en su último libro a los programadores y directores de canales de aire para que mejoren la calidad de la oferta televisiva dirigida al público infantil y juvenil.

“La tele tiene el potencial de poder compensar muchísimas desigualdades sociales o simplemente entretener a pibes que no tienen otras posibilidades. Por eso les pedimos que asuman su responsabilidad que tienen como servicio público y dejen de pensar a los televidentes como consumidores y los empiecen a ver como ciudadanos”
.

Doctora en Comunicación por la Universidad de París VIII, Morduchowicz acaba de publicar La TV que queremos. Una televisión de calidad para chicos y adolescentes (Paidós), que retoma algunas de sus ideas de su anterior libro, La generación multimedia (Paidós), y entre otros aspectos, cuestiona el bajo nivel de los programas juveniles, los estereotipos que refuerzan, y los escasos modelos de adolescentes que transmiten (víctimas, victimarios y ricos) y muestra –con ejemplos de otros países– que es posible, si se imponen algunas regulaciones, una pantalla más amigable y atractiva para los más chicos.


–¿Perdió atractivo la televisión entre el público infantil y adolescente?

La tele en Argentina y en el mundo, especialmente en Europa, sigue siendo el medio predominante en la vida de un chico y un adolescente hasta los 16 y 17 años, aun frente al auge de las otras pantallas. Si tomamos esa franja etaria en general, sin distinción de sectores sociales, en el país, la TV es el medio al que le dedican más horas y que más lamentarían perder si mañana desapareciera, mucho más que cualquier otro. Ese escenario sigue vigente. Pero si analizamos por sectores sociales, entre los más favorecidos económicamente observamos que la tele e Internet, ocupan el mismo lugar.

–¿Cuál es el nivel de conectividad?

–El promedio en la Argentina en los hogares con niños y adolescentes es de entre el 20 y 23 por ciento, según datos de 2009. En los sectores medios y altos la conectividad es mayor. Pero los chicos que no tienen acceso a Internet en su casa, igual la usan pero en el locutorio, aunque están conectados menos tiempo porque tienen que pagar. Los chicos de sectores populares consumen más tele que los de los medios y altos. Y estos últimos, más Internet que los primeros.

–¿Es igual el vínculo con la tele de chicas y de chicos?

La única diferencia por género en relación con las pantallas es en el uso del celular, que es muchísimo más fuerte entre las chicas y también utilizan más el chat que los varones. La otra gran diferencia no es por género sino por edad.

El consumo cultural que marca el paso de la infancia a la adolescencia es la música. Entonces, en la vida del preadolescente y del adolescente lo que aparece mucho más que en los niños y niñas es su relación con la música, ya sea a través del celular e Internet, la radio o el compact disc. Ahí aparece otra diferencia entre sectores populares y medios: los primeros escuchan por radio y los segundos por Internet, IPod, MP3 o cualquier innovación tecnológica que aparezca.

El único medio que atraviesa a todos los sectores sociales, especialmente entre los adolescentes, y lo hizo en muy poco tiempo, es el celular: ahí no hay diferencias sociales. Por lo tanto, los adolescentes de sectores populares pueden escuchar también música por el celular. En la medida que el acceso a Internet se abarate, el celular se va a convertir para ellos en pantalla única. Les favorece su vida social con los mensajes de texto, que es una de las cosas que más les importan: su relación con sus pares; les permite tener música y navegar para saber información sobre su equipo de fútbol o su banda favorita.

–¿Qué opina de las propuestas infantiles y juveniles en la televisión de aire?

–Hay muy pocos programas para ellos. La mayoría de la oferta está en la TV de cable. Este no es un argumento para que la televisión abierta se desentienda de los chicos. El problema es que los programas que hay tampoco satisfacen al público infantil y adolescente. Para los adultos, todos los años hay ficciones nuevas. En cambio, los programas para chicos se reeditan, se clonan.

Muchas veces las tramas son muy simples, los personajes aparecen muy estereotipados. Esto trae como consecuencia que cuando le preguntás a los chicos su relación con la televisión, dicen que la prenden para ver qué hay. Y esto muestra que no tienen un programa definido. Si de verdad hubiera ofertas atractivas, la prenderían para ver un programa determinado. El segundo efecto es que cuando le preguntás cuál es su programa favorito, no hay una respuesta que convoque masivamente a los chicos. El último sondeo dio que el programa más elegido por chicos y adolescentes es Los Simpson, pero con apenas un 15 por ciento de respuestas.

–De todas formas, hay ficciones juveniles con buen rating.


–Cuando se les pregunta a los programadores por qué no innovan, dicen: si da buen rating, a la gente le gusta, por lo tanto, nosotros damos lo que la gente consume. Pero las mediciones de audiencia solo miden la respuesta del público frente a un determinado programa: no quiere decir que ese programa les guste. Supongamos que voy a un restaurante y pido pollo, porque me encanta, y el mozo me dice que sólo tienen carne y pescado. Aunque no me gusta tanto ninguna de esas dos opciones, como ya estoy en el lugar y con otros comensales, pido carne. Pero no pueden deducir que me guste la carne porque a mí, en realidad, me gusta el pollo. Con las mediciones de audiencia pasa lo mismo: es la respuesta de la gente ante un menú cerrado. Tal vez si a los chicos les diéramos otra cosa, quizá la aprobarían.

–Otro aspecto preocupante es qué modelos de adolescentes aparecen en la tele.

–Sí, encontrás tres modelos. O son víctimas porque están explotados, abusados, golpeados o violados. O como victimarios, porque van con una navaja a la escuela, se drogan, toman alcohol o son violentos. Estos dos modelos son los que se ven en los noticieros y en los docu-reality. Y en las tiras de ficción aparecen los ricos, chicos que no tienen otro problema que el amor o la falta de amor. Esto ocurre aquí y en otras partes del mundo. Son mundos que no se mezclan: el chico víctima y el victimario son del noticiero, y el rico, de la ficción o de la publicidad. Hay una mala representación del adolescente común. En la Argentina hay 10 millones de chicos entre primaria y secundaria que van a la escuela. ¿Cuántos de ellos aparecen representados en esos tres modelos? Muy pocos.

–¿Hay alguna experiencia televisiva con una oferta más diversa, de mayor calidad?

–Por empezar lo que hay en otros países es mucha y mejor legislación. Hay cuotas de cantidad de horas de TV para chicos tanto en la televisión pública como en la privada de aire. En Francia hay 2000 horas de TV para chicos al año y en la privada, 1000, en horarios que ellos puedan ver, no a las 3 de la mañana, con la obligación de que sean géneros diversos. Y además, tienen que innovar año a año. Al haber tal cantidad de horas mayor a la que hay en la Argentina tenés más chance de que los chicos se enganchen. La prueba está en que cuando en nuestro país preguntás cuáles son sus programas favoritos, de los diez que más nombran, sólo tres son argentinos. En Suecia, Francia o Reino Unido, de los diez, nueve –en casi todos los casos– son de producción nacional, porque tienen una obligación en ese sentido.

–¿Con la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisuales puede cambiar este panorama?

–Lo más importante es que la ley crea un Consejo Asesor de Comunicación Audiovisual y la Infancia. Una vez que se constituya empezará a decir qué cambiará. Las promos, por ejemplo, de programas nocturnos que se emiten dentro del horario de protección al menor en Europa no se pueden pasar dentro de programas infantiles o juveniles. En Reino Unido está regulado hasta qué publicidad se puede incluir en programas para chicos, por ejemplo, están prohibidas las de “fast food” y no hay PNT (publicidad no tradicional).

–La regulación de la publicidad en programas infantiles no es un tema que se incluyó en la ley. El lobby debe de haber sido fuerte.

–Pero el Consejo Asesor podría plantear que se reglamenten la cantidad de horas, de géneros y aspectos vinculados a la publicidad.

–También son frecuentes en las tiras juveniles los estereotipos de mujeres.


La tele no es responsable de los estereotipos, lo que sucede es que en lugar de cuestionarlos, los refuerza. Lo que dicen normalmente los programadores es que si funcionan, hay que seguir, no se cambia. Necesitamos programadores que innoven más, que arriesguen más, y sobre todo, desafíen los estereotipos con propuestas diferentes, con mujeres que no están felices lavando la ropa o quedándose en su casa mientras su marido se va a trabajar. O que el mundo se divide entre “divinas” y “populares”.

Siguen mostrando a la abuela como una mujer en una mecedora, cuando hay cantidad de adultas mayores en el mercado laboral. Lo que trato de demostrar en el libro es que como la televisión es un servicio público, debe estar comprometida con la ciudadanía: el receptor debe ser pensado como ciudadano y no como consumidor.

De lo contrario no habrá tele de calidad. No reclamo una televisión cultural exclusivamente. Una buena ficción también apela a la inteligencia porque ya no hay personajes buenos y malos, hay ambigüedades y entonces el teleespectador no sabe si está de acuerdo o no. La reflexión no significa pensar si el Teorema de Tales está relacionado con la telenovela que veo, quiere decir que yo pueda pensar lo que estoy viendo.

No hay actividad más transversal en la sociedad que ver televisión
. Compensa desigualdades muy fuertes: cuando mucha gente no puede ir a una buena obra de teatro, muchas veces la ve por tele. Entre los sectores populares, es una de las actividades más gratificantes y los chicos dicen que aprenden, por ejemplo, a sentarse y comer con cuchillo y tenedor, a dar un beso, a invitar a una chica a salir.





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